SOBRE MÍ
Ernesto Knorr posee un lenguaje escultórico muy personal que contiene cuatro características que lo pueden definir: equilibrio, tensión, movimiento y contraste.
El equilibrio, al que llega de forma intuitiva, consigue que la escultura transmita armonía. La suma de todas sus energías nos conduce al reposo equilibrado.
La tensión alcanza el grado máximo cuanto más cerca están los volúmenes del contacto entre sí, sin llegar a producirse. La magia, la chispa que surge en el roce de dos masas.
El movimiento, con una disposición inverosímil de las masas, como si éstas se hubieran cristalizado en un momento, parece cuestionar la fuerza de la gravedad.
El contraste entre lo pesado y lo ligero, el vacío y la materia, otorgan a la escultura una mayor carga emotiva y posibilita la variedad de puntos de vista.